SKIATHOS
Después
de un baño y un buen desayuno, salimos. Paramos en una pequeña isla con playa y bar pirata. Lalaria Beach. Llega un barco tradicional, con fiesta a
bordo, pescado fresco, música, copas,…
Viene
el viento y tenemos que salir corriendo del bar al barco ya que no agarra bien
el ancla, hay una montaña de arena, pero al cambiar el viento el ancla se sale.
Conseguimos
un sitio en Skiathos city, un pantalán cutre, sin agua ni electricidad, al
menos para nosotros donde el amo es Dimitri. Su ayudante es un inglés de más de 60, con el pelo blanco
y mechón rosa que le ayuda, se encarga cuando el jefe no está. Gracias a él hay
calor humano. Vive allí con su mujer, de su quinta, rellenita y pequeña. Ella
lleva todo el pelo rosa fucsia, una faldita de volantes muy corta que tapan su
voluminoso trasero y unas piernas cubiertas con un panty transparente negro. Curiosa
la moda de Skiathos.
La
noche es terrible, las discotecas están cerca y rugen toda la noche, además de
una tremenda tormenta de rayos, relámpagos y truenos justo encima de nuestras
cabezas. El estruendo es tremendo. ¡Que bien estar en el puerto!
Al
día siguiente, alquilamos un coche por la tarde y subimos a un Monasterio y a
cenar a una maravillosa taberna. Hacemos compras a los monjes, una alfombra y un
buen vino. Charlamos con una familia Canadiense en la cena.
Otra
noche de ruidos y música a tope. Solo está bien si te apetece unirte a la juerga.
Por
la mañana, aún con el coche,
aprovechamos para recorrer la isla. Al
Kastro se accede por una carretera de piedra que parece imposible. Allí,
la más alejada, es la capilla de Santa Marina. A la vuelta de la excursión,
supermercado y nos vamos. A dormir con paz.
Bonito
camino, llegamos a una bahía grande, según algunos, de las mas bellas del Egeo,
bueno, grande si es. Algunos locos
pasan haciendo ski acuático, cerca de la playa. Muchos juguetes a motor: donut,
banana, ski,…Es la playa de Vromolimnos, al lado de una zona de lujo, nadamos
desde el barco y en la entrada al bar
hay un bidón con agua y un cucharón dentro para quitarte la arena de los
pies. Mas tarde, recibimos visita, una pareja que se acerca nadando nos pide
subir para tirarse al agua desde cubierta, un deseo de la niñez aún no
cumplido. Son Servios, trabajan en
los hoteles, simpáticos. Un buen baño, tortilla de papas y la luna casi llena.
Cuidadito, el catamarán está cerca. Buf!
Hay smokers, de
todos los tamaños, por la mañana unas tremendas tres olas producidas por uno de
ellos, rompen unos de los amarres de la escalera de baño. Mierda.
LALARIA