lunes, 2 de septiembre de 2013
domingo, 1 de septiembre de 2013
VOLOS. FIN DE LA TRAVESÍA, 39º22N-22º56E
Enormes
mosquitos duermen en la bahía durante el día para atacar sin piedad desde el
atardecer hasta la salida del sol. Me despido de Moana: ¡Hasta la vista!
sábado, 31 de agosto de 2013
KOTTE, 39º07N 023º06E
KOTTE
Un buen recorrido,
conseguimos llegar a una enorme y preciosa bahía, no tenemos carta. Muy verde, el
agua muy oscura, no parece Grecia. Bajamos al dingui para medir la profundidad a
la antigua usanza. Un cabo con plomo. Viene el viento, fuerte y nos interrumpe,
nubes negras, salimos de allí. Probamos otras dos hasta que llegamos a nuestro paraíso
particular. De noche, con la ayuda del tabernero, un cabo y el ancla. Luna
llena, taberna, solos. Magnífico día, un paseo, baños a 29º y las mejores
cigalas. La taberna es una antigua casa de piedra, un molino de aceite. Por la
tarde vienen las ovejas, pero la abuela las echa a pedradas. Hace calor, mas
baño. El abuelo cuida con esmero de su barca roja, se pasa horas sentado en
ella, va y vuelve al pueblo.
El pueblo lo forman una
pocas casas, una taberna presume de enormes macetas de albahaca. Intento coger
una ramita de la que está mas cerca de mí, de cualquier sitio, pero la mirada
de su dueña me hace retroceder. Se acerca y metiendo la mano dentro del
arbolito, corta una ramita de tres hojas de su interior, y me la ofrece, como
un tesoro.
Es el último paraíso
compartido, maravilla, vacaciones, amor.
martes, 27 de agosto de 2013
CHONDRÍ AMMOS. COSTA CONTINENTAL. 39º08N 024ºE
Una antigua
cantera descansa abandonada en la entrada de una pequeña bahía. M18
sábado, 24 de agosto de 2013
SKIATHOS 39º07 N 024º E
SKIATHOS
Después
de un baño y un buen desayuno, salimos. Paramos en una pequeña isla con playa y bar pirata. Lalaria Beach. Llega un barco tradicional, con fiesta a
bordo, pescado fresco, música, copas,…
Viene
el viento y tenemos que salir corriendo del bar al barco ya que no agarra bien
el ancla, hay una montaña de arena, pero al cambiar el viento el ancla se sale.
Conseguimos
un sitio en Skiathos city, un pantalán cutre, sin agua ni electricidad, al
menos para nosotros donde el amo es Dimitri. Su ayudante es un inglés de más de 60, con el pelo blanco
y mechón rosa que le ayuda, se encarga cuando el jefe no está. Gracias a él hay
calor humano. Vive allí con su mujer, de su quinta, rellenita y pequeña. Ella
lleva todo el pelo rosa fucsia, una faldita de volantes muy corta que tapan su
voluminoso trasero y unas piernas cubiertas con un panty transparente negro. Curiosa
la moda de Skiathos.
La
noche es terrible, las discotecas están cerca y rugen toda la noche, además de
una tremenda tormenta de rayos, relámpagos y truenos justo encima de nuestras
cabezas. El estruendo es tremendo. ¡Que bien estar en el puerto!
Al
día siguiente, alquilamos un coche por la tarde y subimos a un Monasterio y a
cenar a una maravillosa taberna. Hacemos compras a los monjes, una alfombra y un
buen vino. Charlamos con una familia Canadiense en la cena.
Otra
noche de ruidos y música a tope. Solo está bien si te apetece unirte a la juerga.
Por
la mañana, aún con el coche,
aprovechamos para recorrer la isla. Al
Kastro se accede por una carretera de piedra que parece imposible. Allí,
la más alejada, es la capilla de Santa Marina. A la vuelta de la excursión,
supermercado y nos vamos. A dormir con paz.
Bonito
camino, llegamos a una bahía grande, según algunos, de las mas bellas del Egeo,
bueno, grande si es. Algunos locos
pasan haciendo ski acuático, cerca de la playa. Muchos juguetes a motor: donut,
banana, ski,…Es la playa de Vromolimnos, al lado de una zona de lujo, nadamos
desde el barco y en la entrada al bar
hay un bidón con agua y un cucharón dentro para quitarte la arena de los
pies. Mas tarde, recibimos visita, una pareja que se acerca nadando nos pide
subir para tirarse al agua desde cubierta, un deseo de la niñez aún no
cumplido. Son Servios, trabajan en
los hoteles, simpáticos. Un buen baño, tortilla de papas y la luna casi llena.
Cuidadito, el catamarán está cerca. Buf!
Hay smokers, de
todos los tamaños, por la mañana unas tremendas tres olas producidas por uno de
ellos, rompen unos de los amarres de la escalera de baño. Mierda.
LALARIA
lunes, 5 de agosto de 2013
N. SKOPELOS, STÁFILO, 39º05 N 023º45 E,SKOPELOS, AGNONDAS, 39º05 N 023º42 E
N.
SKOPELOS, STÁFILO, 39º05 N 023º45 E
Mucha vegetación, frutales, vino, un
magnífico olor. El nombre Stáfilo significa uva. La temperatura del agua es la
más cálida que encontramos hasta ahora. No dan ganas de salir de ella a pesar
de ser más de las ocho de la tarde. Hay una playa en la bahía y rocas que
combinan rojo y piedra con el verde.
Hoy hemos descubierto
que es domingo, pensábamos que era
lunes. Nos hemos encontrado con un día de regalo.
Por la mañanita una
buena nadada a la playa, arena y
piedras Preciosas!!. Nos vamos.
SKOPELOS,
AGNONDAS, 39º05 N 023º42 E
Un pequeño puerto, mucho
calor, atracamos al estilo “Roman Catolich”, echas el ancla y te vas acercando marcha
atrás, con la popa al muelle para amarrarte a él. Hay que calcular bien la
distancia que necesita el barco del ancla al muelle, no menos de 50 metros. En
el muelle te recibe el mismísimo Agnondas, posando atlético en su monumento.
A la derecha, el muelle
y al fondo, la playa. Arena gorda,
como casi todas. Un par de tabernas. Entramos en una de ellas, magníficos calamares. Las langostas luchan por un sitio en el
acuario que las mantiene vivas y, supongo, que también enfadadas. Y abejas.
¡Como no!
Por la tarde cogemos una
guagua hasta Skopelos, el pueblo
principal. Son 20 minutos de curvas, con el chofer conduciendo con una mano y
el móvil en la otra. A la vieja usanza, no pasa nada, si consigues evitar el
infarto. El pueblo tiene encanto, es de los más bonitos y cuidados que hemos
visto hasta ahora. Por algo eligieron la isla como escenario de la película
“Mama mía!. Calles estrechas llenas de flores en una colina y el puerto. Volvemos en taxi, de noche. Debe ser
costumbre, la taxista, todo el camino hablando por teléfono. ¡Con diferentes
llamadas! ¿Ne?, ne, ne, ne…
Nos vamos por la mañana.
NISOS ALONISOS , Tzortzi. 39º09N-23º53E
Alonisos, la isla habitada más al norte,
alargada y bonita, dejando atrás, hacia el éste, Panahia, reserva marina,
islotes deshabitados.
En
la entrada, con el viento en la popa, nos recibe el Cabo Blanco. Está hecho de
cientos de rocas pequeñas, como los incontables fragmentos de un vaso
roto. Navegamos dejándola a
estribor y por babor varias islas
muy cercanas. Parece que vamos por un pasillo, por un camino.
Hay
algo en el agua, una aleta o la pata de una tortuga, se mueve, grande y vivo.
Desaparece.
Entramos
en una bahía de maravillosas casas, con pequeños embarcaderos y escaleras al
mar, la “piscina de su padre”.
Por
la noche cena en la taberna, rodeados de abejas y antes del anocher con Sole
II, nuestro dingui, exploración de
los alrededores. Preciosas rocas rojas, los pinos llegan a través de ellas al
mar. Playitas de cantos rodados en todos los tonos de blancos y rosas.
Salimos
después de dos días de relax y playa, hay calma chicha. Intentamos entrar en el Puerto de Patitiri, el único de
la isla, pero no tenemos el único sitio en el que estaríamos bien, hay poca
profundidad. Está ocupado. Continuamos navegando y por el camino,
a lo lejos veo varias aletas. Está vez si que se acercan, se cruzan por
la proa de Moana y por debajo del casco. Son por lo menos ocho delfines. Muy
oscuros, casi negros, grandes. Es emocionante, se acelera el corazón y no
quieres dejar de verlos, pero se van, continúan su camino. Y nosotros el
nuestro, hasta Stáfilos, en Skopelos.
jueves, 1 de agosto de 2013
NISOS PANAHIA, PLANITIS; 39º21 N- 24º.05E
A
Panahia entramos por el noreste.
Nos recibe silenciosa. Arriba, en la montaña está la enorme casa de su
único habitante. Era una comunidad, pero
queda en ella un solo hombre. Se fueron marchando o muriendo y él se
quedó. Se alegra con las visitas, y te ofrece frutas de su huerta, es un lugar
enorme para una sola personas. Las placas solares hacen su trabajo para el anacoreta del siglo XXI. No hay nadie
más, solo los animales se pasean, nadan o vuelan libres.
Entramos
por una pasaje estrecho hasta el fondo de una bahía. Solo se ven unos cuantos
veleros y cabras, muchas cabras que se pasan la tarde y parte de la noche
balando.
La
ausencia de ruido resulta tan asombrosa que un hombre nadando parece un motor y
las cabras parecen miles. Se puede escuchar el murmullo de las conversaciones
en diferentes idiomas que salen de los veleros. La luna llena, sale gorda por
detrás de la montaña.
miércoles, 31 de julio de 2013
SKIROS, LINARIA, 38º51N 024º32E
Nuestra primera isla de
las Esporadas, la más grande. Casi en el centro del Egeo, llegamos tras un
largo día en el mar.
Después de intentar
fondear al sureste, en una bahía con forma de pie y no ser posible, demasiado
grande el barco, llegamos, justo a la puesta de sol a esta bahía, a
Linaria. El olor no es el mismo
que en la zona con forma de pie, desierta, solo unas cabras, un olor a jara, a
hierbas y especias magnífico. Aquí hay un pueblito con iglesia y en nuestro
fondeo únicamente un velero suizo pequeño y nosotros. En la playa hay una
taberna, aunque descubriremos que no es una, sino dos.
La mañana es activa,
cosiendo un parche para la funda del dingui y el capitán fontanero, ¡pobre!. Y
el corte de pelo, máquina en mano, la coleta se le regala al Egeo.
La tarde es de paseo por la playa,
subimos la cuesta de la iglesia En su torre nadie se ha molestado en quitar las
luces de navidad que todavía conserva. Entramos en un pequeño supermercado, uno
de los dos que hay, muy limpio, en el que despachan padre e hijo. Físicamente
son iguales, es impresionante, pero si te los encontraras por la calle nunca
descubrirías su oficio, parecen un par de intelectuales, con su pelo largo,
peinado hacia atrás. Uno cano y el otro moreno.
Visitamos también el
otro supermercado, aquí una mujer enormemente gorda se sienta detrás de la caja
y sonríe sin enseñar los dientes.
En el bar, con vistas a la bahía,
refrescamos el calor. A nuestro lado toma café un pope jóven y guapo. Desde
allí, vemos entrar un velero enorme que fondea cerca nuestro.
En esta isla, la diosa Tetis, madre de Aquiles, enterada de la preparación de
la guerra contra Troya, quiso
preservar a su hijo de tal peligro, escondiéndole en Skiros, en la corte del rey Licomedes. Allí disfrazado de mujer se ocultó entre las mujeres de
la familia real para no ser reconocido. Con lo que no contaba Tetis era con la astucia e ingenio
de Ulises, que descubrió el escondite y convenció finalmente a Aquiles para que le acompañara a Troya
donde encontró la muerte.
Nos vamos después del
desayuno, nos visitan unos peces enormes de cola partida, se ven perfectamente
a través del mar transparente, no
se que eran, muchos y grandes. No les gusta el pan que les ofrezco. No me
atrevo a saltar al agua.
domingo, 28 de julio de 2013
PSARA, 38º32 N 025º34 E
Un
molino iluminado, un pueblo limpio y un enorme ferry que atraca a nuestro lado.
No pisamos tierra. En una de las guerras, todos los habitantes de esta isla
fueron exterminados. Fue repoblada con gentes de Chios.
CHIOS, EMPORIO. 38º11N-026º01E
Largo día en el mar,
casi todo el camino a vela. Al timón, mirando el mar, y hasta una pequeña
siesta.
La isla aparece nítida
muy tarde. Emporio, una pequeña entrada escondida entre dos rocas. Verde, entre
montañas. La bahía es tan pequeña que nos quedamos a la entrada. Hay que echar
el ancla y amarrar un cabo a las rocas.
Toda una aventura. Vamos los dos en el dingui y el cabo queda fijo a la
roca, pero no llega al barco, se queda corto. La colchoneta que señala el
final, sigue lejos, hay que recoger y echar de nuevo el ancla. El agua está
caliente, hasta ahora 21º y aquí señala 26º. Me ofrezco a rescatar el cabo
nadando, agarro el cabo que, mojado, pesa mucho. Tenemos vecinos, una pareja
con un perro y bandera italiana. Me rescata él, un señor amable que se acerca
con su lancha y tira de mi. Me mantengo a flote nadando, con una mano agarrada
a la lancha y la otra al cabo, arrastrada por el italiano que además me da
conversación. Parece que me voy a partir en dos ¡Lo conseguimos!
La entrada esta rodeada
de rocas con cuevas y escondites que exploramos con ojos de asombro. Es un
lugar con encanto, pueblo pequeñito
con cuatro tabernas, un bazar y una “todo hippy tienda”. Hacemos una pequeña
compra. Tenemos desayuno.
Una familia de patos nada en la orilla. Reconforta
la cena después de un día tan largo. Un pez, entre caballa y sardina.IKARIA. A.KIRYKOS. 37º36 N 026º17 E
El mar quieto vestido de
plata rosa. Un pueblo rodea una
enorme iglesia de dos torres y cúpula azul. En la entrada del puerto en un
antiguo muro, ensuciando la defensa gorda contra la enorme rueda negra de camión
que nos separa del cemento, nos recibe la autoridad. Es una chica muy joven, de
uniforme, parece no sentir el calor y no se molesta en ayudarnos en el atraque.
Un pescador sentado en su barco, amarrado al lado nuestro, se levanta y agarra
el cabo que le ofrezco.
Sin prisa. Los papeles
hay que presentarlos en la oficina cercana, arriba, allí, señala la autoridad a
un edificio amarillo y viejo. Y el calor, tremendo sin pizca de aire. El
pescador amigo, recibe una cerveza fría y sonríe, aunque es jóven, con un diente.
En la oficina que comparten autoridades diversas nos abre saludando amable un
policía, nos hace pasar y muestra la puerta del fondo. A su lado dos compañeros
juegan animadamente una partida de backgammon y un tercero observa.
Papeles y paseo. En la
pequeña plaza entre árboles y tabernas,
un grupo de personas se afanan en montar un escenario, con sus sillas
para la audiencia y a ambos lados mesas con libros y talleres de pintura para
los pequeños. Son los comunistas, más tarde comenzará un largo miting con
diferentes intervenciones, proyección de documentales, música, ”¡Grandola vila
morena!”, que se demora hasta la madrugada.
El pueblo está limpio,
cuidado. Gatos, hay gatos por todas partes. Nos despiertan las campanas, a las
7. Soltamos amarras.
martes, 23 de julio de 2013
FOURNI, MARMARON, 37º34N 026º28
37º34
N 026º28
Un grupo de islas
pequeñas, con forma de mariposa de
alas alargadas. En Fourni, la mas grande, nos adentramos en la
bahía de Marmaron. No hay un solo barco, solo nosotros nos atrevemos a
interrumpir su quietud. En la
costa distinguimos dos pequeñas playas de maravillosas
piedras blancas de todos lo tamaños y un antiguo muro que pretende
separar…hasta el mar.
El agua transparente y
quieta nos enseña su fondo lleno
de peces. Familias de lenguados camuflados en la arena, un
pulpo acostado en el fondo, utiliza como almohada la cadena del ancla de Moana. Pececitos azulados de
diferentes tamaños, una pequeña manta raya de cola larga nada acompañada de un
pez azul. Arena y matorrales de algas, posidonia viva; flotando sobre el fondo,
una familia de esponjas.
En la playa, durante el
día, algunas personas disfrutan del mar, no parece fácil el camino de acceso.
En la mañana, pescadores
y rachas de viento.
Salimos sin viento, con
el mar como un plato, navegando entre las islas del archipiélago, dejamos atrás
la bahía.
viernes, 19 de julio de 2013
PATMOS 37º19 N 026º32 E
Y Dios se apareció a Juan y en la cueva bajo su inspiración escribió el libro del Apocalipsis. Sobre la cueva se fundó un monasterio y Macario creo una escuela. A su alrededor nació el pueblo Cora.
jueves, 18 de julio de 2013
ARCHANGELOS, 37º12 N 026º46 E
Entre un grupo de
islotes pequeños al Norte de Leros, Archangelos, la mayor, nos ofrece una bahía
con buenas condiciones para fondear. En tonos ocres y rojos, salpicada de
manchas verdes, su bahía muestra alguna playita, un par de casas que parecen de
aperos, un árbol solitario adorna
como un tupé la silueta de un cabo, la capilla ocupa el centro, pocos barcos. No hay ruido, tan solo
escuchas en sonido suave del mar contra las rocas o la orilla, los cencerros del ganado que la recorre
libre y el grito de algun ave. Paz, mucha paz. De vuelta al paraiso.
miércoles, 17 de julio de 2013
LEROS,37º7 N- 026º51 E
ORMOS
LAKKI, LEROS
El primer día la
impresión fue vaga, era de noche y la ilusión de
la llegada superaba cualquier cosa.
Una bahía casi cerrada
en forma de O, con una abertura por donde entraban todo tipo de barcos, grandes
y pequeños, como el enorme ferry que me llevó allí.
Una pequeña porción al
norte de la O, estaba ocupada por el pueblo: cuatro calles largas, paralelas al
mar y a la avenida que corría pegada a la costa. La parte pegada al muele de
los ferrys, ocupada por veleros, situados con sus popas a la calle, en una
pequeña marina. El resto de la calle, salpicada de bares y restaurantes separados por la carretera
de la mesas y sillas bajo las
sombrillas que al lado del mar, abarrotan la acera del paseo marítimo, la mayoría vacías, impidiendo
el paso de los inexistentes
paseantes. A cualquier hora del día algunas personas ocupando las mesas, con un
vaso de granizado de café. Familias enteras, unos amigos, parejas,… servidos por camareros que se juegan
la vida para llevarles sus comandas cruzando la carretera por la que circulaban
camiones, coches y motos, sobre
todo motos. La bahía frente al pueblo acoge a los barcos fondeados, no muchos,
solo con mal tiempo se llena, ya que es buena zona de abrigo. Desde allí Moana
vigila.
Dos cosas son difíciles de olvidar: Una, el ruido. Un ruido permanente, insistente, que a partir de la caída de la tarde y hasta bien entrada la madrugada no cesa. El ruido de los motores de las motos. Durante el día es el transporte mas común, y durante la noche se convierte en la principal diversión de los jóvenes. La otra, la agresividad de los mosquitos, de patas cortas y cuerpo robusto, capaces de colarse a través de redes y rendijas y llegar a la mañana con un saldo de 14 picaduras entre los dos brazos, a pesar de llevar loción y de que a las 6 de la mañana ya tumbada fuera y con la claridad del día esperé el amanecer.
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