Entre un grupo de
islotes pequeños al Norte de Leros, Archangelos, la mayor, nos ofrece una bahía
con buenas condiciones para fondear. En tonos ocres y rojos, salpicada de
manchas verdes, su bahía muestra alguna playita, un par de casas que parecen de
aperos, un árbol solitario adorna
como un tupé la silueta de un cabo, la capilla ocupa el centro, pocos barcos. No hay ruido, tan solo
escuchas en sonido suave del mar contra las rocas o la orilla, los cencerros del ganado que la recorre
libre y el grito de algun ave. Paz, mucha paz. De vuelta al paraiso.
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